Sin lugar a dudas, el sábado San Lorenzo tiene una cita importantísima, para agregarle una página más al libro de los deportes federados. De hecho, será la hoja más valiosa para las chicas de hockey, que desde hace varios años viene luchando por lo que ahora puede ser posible: el ascenso a la máxima división del Torneo Metropolitano. El club tiene la chance de anotarse con los mejores equipos del deporte y encuadrar, con un logro, un crecimiento que se da gracias a un proyecto que va desde las divisiones inferiores, pasando por las cuatro tiras, hasta el primer equipo.
Gabriel Solleyro se puso el saco de DT a principio de año y, en base a exigencia y aportando toda su experiencia, encaminó a un equipo que en 2018 estuvo muy cerca de conseguir el ascenso. Esa experiencia tiene que ver con su paso por varios clubes de la Argentina y procesos exitosos de Las Leonas y Los Leones. El nivel de juego de San Lorenzo fue creciendo de menor a mayor y desde los números, impresiona: 21 partidos jugados, 15 triunfos, 5 empates y tan sólo una derrota. Ahora, a cinco fechas para que finalice el torneo, tiene la oportunidad de asegurar la plaza en la "A". Para ello, deberá ganarle a Mitre en Ciudad Deportiva y esperar que B.A.C.R.C no sume de a tres ante San Cirano. Ante esta situación, el DT analiza: "Cuando me contrataron, el club tenía la idea clara de ir por el ascenso. Hicieron una larga búsqueda, a ver qué técnico se adaptaba para lograrlo, y llegaron a la conclusión de que mi perfil encajaba para cumplir ese sueño. Así que yo siempre lo tuve claro: mi función acá, era ascender. Durante toda la temporada visualizamos la meta, tratando de buscar las diferentes formas posibles para alcanzarla. Por suerte, ahora estamos a nada más que un pasito y ojalá que se nos pueda dar".
No obstante, el San Lorenzo que hace 15 encuentros no conoce la derrota es bien diferente al del año pasado. Solleyro buscó imponer su impronta: cambió la forma de defender, ordenó las líneas y le sumó temperamento al ataque. "Como primera medida traté de cambiar el estilo de juego. Las jugadoras hacían marca personalizada al rival que tuviera la pelota y yo propuse empezar a defender en zona. Las chicas lo aprendieron rápidamente, lo aplicaron y tengo que decir que el desempeño del equipo es superlativo. De hecho, es muy difícil asimilar el sistema de juego tan rápido, presionar de la manera en que lo hacemos y para eso, el plantel tuvo que relegar varios conceptos que tenían preestablecidos y jugársela por algo totalmente nuevo. Eso habla de la jerarquía que tenemos y de la capacidad individual al servicio del equipo que tiene cada piba".
"Otro de los puntos que destaco es que nunca necesité motivar a ninguna jugadora, porque siempre estuvo asimilado. Las chicas se la juegan por sus compañeras, por las más jóvenes de las divisiones menores que las vienen a ver, por la familia en la tribuna y por el compromiso que sienten por el proyecto. Esto es muy común del hockey: nadie hace un deporte amateur, con todos los sacrificios que eso implica, si no está motivado. Pero acá noté algo particular: son chicas que juegan por los colores. No necesitás que dejen todo, o que vayan por algo más: ellas ya lo sienten", agregó el entrenador.
Por último, Solleyro aprovechó la oportunidad para hacer un pantallazo general y destacó: "San Lorenzo tiene un futuro óptimo en el hockey, porque viene trabajando a conciencia desde hace varios años en las inferiores. Aún falta seguir mejorando, el proyecto todavía no tocó su techo, pero hay muchas tiras, muchas categorías, y en este caso, la cantidad hace a la calidad. De todas maneras, lo más importante es el lazo intrínseco entre la Primera y las Juveniles, porque el plantel de Primera está nutrido de varias jóvenes y las jugadoras de mayor experiencia son profes en las categorías más chicas y enseñan el amor por la camiseta. Eso, sin duda, nos dará muchos frutos en los próximos años".