Fue un desahogo. Y una tarde soñada para Iker Muniain. Triunfo. Dos goles. La ovación desde los cuatro costados del Bidegain. Un momento inolvidable para este vasco que hizo todo lo posible por ponerse la azulgrana. Y acá está, disfrutando del aliento de la Gloriosa, y empezando a mostrar su enorme calidad y todo lo que aporta al equipo. Fue 2-1 para San Lorenzo ante Banfield, por la fecha 16 del campeonato, y tres valiosos puntos para empezar a crecer. Con doblete de Muniain, claro. Y promesa de muchas alegrías más.
Fue un partido duro para San Lorenzo en el arranque, que pegó un grito tempranero de Bustos (un verdadero golazo), luego anulado por mano en la acción previa (de Cuello). Se abrió con el gol de penal de Muniain, pero Banfield lograría el empate sobre el final del primer tiempo: también de penal, Sepúlveda puso el 1-1. Ya estaba claro: Iker le daba una gran calidad a los pases del equipo, que también desequilibraba con Cerutti por derecha (reemplazó en el 11 inicial a Reali, que se lesionó en el calentamiento) y con el mano a mano de Cuello, siempre peligroso. Bustos, por su parte, se asociaba con criterio y hacía temer con su pegada.
En tiempo adicionado, sobrevino una acción clave: Banfield se quedaría con 10, por expulsión de Núñez. Por eso, ya en el arranque del complemento, Pipi Romagnoli se la jugó sacando a Irala y haciendo ingresar a Fydriszewski. Y a los seis minutos, la explosión: San Lorenzo preparó la mejor jugada de la tarde, que finalizó con un centro de Cerutti para la entrada de Iker. El vasco, con un sutil toque de zurda, hizo estallar al estadio.
El Ciclón quería cerrar el partido, pero le costaba encontrar esa puntada final. Entró Barrios (por Cerutti, que salió ovacionado) y también Sosa, Blanco y Porra. No sobraron situaciones de gol y, finalmente, el triunfo quedó en casa. Una jornada que ya está en el recuerdo: la tarde en la que Iker Muniain se abrazó con Cuervos y Cuervas de todo el mundo, celebrando una victoria azulgrana. ¡Por muchas más!