#Balance2019

Otro año de gloria

San Lorenzo continuó con el hilo de éxitos que comenzó en 2018, se consagró bicampeón del torneo de AFA y se quedó con la Liga Nacional y la clasificación a la Libertadores 2020.

Otro año de gloria

El 20 de febrero, en el Polideportivo de Boedo comenzó la ilusión. San Lorenzo, recargado de energías, empezaba a afrontar la pretemporada con la cabeza puesta en un año a pura exigencia: la responsabilidad de defender la corona de la Copa Argentina, el torneo local y nada más y nada menos que representar al país en la Libertadores que se jugaba en casa. Mucha ilusión.

Después de comenzar a competir en un cuadrangular ante Chicago y Gimnasia, el Ciclón afrontó la Supercopa pero no tuvo la mejor suerte: cayó 2-1 en cuartos de final ante Kimberley. Después, San Lorenzo inició su camino en el campeonato y, con mucha regularidad, siempre se mantuvo en las primeras posiciones.

Con un calendario que pasó rápido, semana tras semana, el 14 de julio llegó en Boedo. Y con él, la Copa Libertadores. Las tribunas reventaron en el Poli y el equipo acompañó con una gran fase de grupos: empató ante Alianza Platanera de Colombia y les ganó a la U. De Chile y Panta Walon, de Perú. En cuartos de final volvió a tocar el equipo peruano que se impuso por 4-2 y puso fin al sueño azulgrana. El aplauso de las gradas, atesorados en el corazón del plantel, dejaron la sensación de que no había nada que reprocharse: dejaron todo en cancha.

El año continuó con más trabas en el camino. El Ciclón comenzó a perder a varias de sus figuras: Vidal, Menzeguez, Cardone, Villalva y, por problemas personales, no pudo contar con Facundo Ruscica, su director técnico. Encima, la derrota ante Boca en semis lo dejó afuera de la Copa de Oro y meses más tarde cayó ante Hebraica por penales y también cortó su camino en la Copa Argentina.

Los malos momentos comenzaron a forjar un corazón de campeón en un plantel que se levantó de todas las adversidades. Suplió bajas con ganas, derrotas con alientos y tristezas con alegrías. El camino en el campeonato siguió firme: cerró la fase regular con 55 unidades, producto de 17 triunfos y cuatro empates, y en el segundo lugar de la tabla; por arriba estaba Boca. Pero los playoffs son otra historia: mano a mano al mejor de tres partidos. Y el primer duelo era Pinocho. Siempre difícil.

Encima la historia se complicó aún más cuando el conjunto de Villa Urquiza ganó en Boedo y tenía la chance de definir de local. Pero el corazón de campeón empezó a latir más fuerte que nunca, San Lorenzo ganó 3-1 a domicilio y volvió a llevar la serie a Boedo. En casa fue un 3-3 apasionante que se definió por penales y, con un Luka Benyik heroico (el arquero suplente de 19 años), el Ciclón se quedó con la victoria y el pasaje a semifinales.

En semis tocó Hebraica. Tras el empate 3-3 en el primer encuentro, la definición del primer punto volvió a ser por penales y otra vez Luka Benyik se hizo gigante y le dio el triunfo al Ciclón. Después, en La Ñata, el equipo de Antonelli jugó un partidazo, se impuso por 5-4 y sacó boleto a la final. ¡Y se venía Boca!

Los malos momentos hicieron cada vez más fuerte a un grupo que llegó a la definición con la ilusión agigantada. Un plantel que además de dejar todo por la casaca, festeja, sufre y alienta como hincha. La serie ante Boca fue vibrante: en el primer juego el Ciclón jugó quizá su mejor partido en el año, goleó por 7-4 y cuando parecía que la historia estaba dada para definirse en Boedo, el Xeneize golpeó por 1-0 y volvió a llevar la final al Quinquela Martín. La historia se definía a un encuentro: el que ganaba, se quedaba con el trofeo. Primero golpeó Pescio, pero Basile empató rápido. Después apareció Baisel con un golazo a pura gambeta, pero Santos volvió a igualar. Y otra vez a penales.

Y otra vez Benyik se hizo enorme: le contuvo un penal a Vaporaki en la serie de tres y después a Maina, en el definitivo, y le dio el trofeo a San Lorenzo. La emoción del plantel, la gloria sobre el parquet y el festejo en La Boca se hicieron un cuadro que cada jugador grabó para siempre en su corazón. Pero había que seguir: se venía la Liga Nacional, otro título y la posibilidad de clasificación a la Libertadores.

En San Juan, San Lorenzo tuvo una primera fase espectacular y goleó 5-0 a Camioneros, 6-1 a El Porvenir y 8-0 a Estrella Austral. En semis el sorteo arrojó que el rival fuera Camioneros y, con un aplastante 9-0, el Ciclón se metió en otra final ante Boca. El Aldo Cantoni presenció una exhibición defensiva azulgrana, que no dejó jugar al Xeneize y, encima, le agregó una efectividad goleadora para imponerse 4-1. Las peñas coparon sus tribunas, alentaron sin parar e hicieron que el equipo se sintiera como en casa. En San Juan. Y Boedo.

El título en la Liga Nacional le dio, además, la clasificación a la Copa Libertadores 2020 que se va a jugar en Montevideo. Con este plantel, la ilusión está asegurada. ¡A seguir con el hilo de gloria, muchachos!


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